
Hoy estamos ya aquí, en nuestro México, en nuestra tierra natal, Yurécuaro, en nuestro hogar al lado de nuestros seres amados, los cuales a la distancia los extrañamos como nunca, recordábamos cada frase, cada momento vivido aquí, con nuestros familiares, vecinos, amigos, novios, compañeros de la escuela,

con toda la gente bonita que vive y tiene sus raíces en Yurécuaro y por supuesto con nuestra Virgen de la Concepción, la cual nos cuido al oír los rezos de nuestros seres queridos por esas tierras lejanas, más allá del mar, más lejos que el horizonte, donde al ver nacer el sol, pensábamos ¿algún día regresare a mi Yurécuaro?, donde están mis padres, mis amores, las ilusiones, en una palabra mi vida entera.

Que contentos estamos hoy aquí, ya lo decíamos, pero también extrañamos los momentos únicos e irrepetibles y tal vez nunca nuestros ojos volverán a ver esas tierras llenas de historia, cultura y tradiciones, ellos no nos dijeron adiós, sino vuelvan ponto aquí los esperamos el año que viene, eso se lo dejamos al creador, hoy solo queremos que ustedes gente de nuestra ciudad, hoy tan bella por donde la veamos,

porque la distancia nos hizo ver su hermosura desde lejos y sentimos su calor a la distancia, porque amamos a esta tierra de hombres y mujeres de progreso, amables y cariñosos, hoy son rostros conocidos los que toda la vida hemos visto y que como nunca nos alegra volver a verlos.

Dejamos atrás unos países con mucha alegría, unos ciudades con muchas bellezas en sus calles y callejones, en sus amplias avenidas, con sus paisajes interminables de hermosura y de un verde como no hay en algún otro sitio, edificios con años de historia y con una gran belleza arquitectónica,

se respiraba la tradición y los pasajes que por ellos vivieron los antiguos pobladores de esas tierras, en España, País Vasco, en Portugalete y en Francia los campos Elíseos y Paris,

el ir y venir del sonido arrullador del tren nos era como música de fondo para admirar los paisajes por donde nos llevaba a un nuevo festival, a un nuevo baile, a ver y sentir el cariño de los Europeos por los Mexicanos, cuan agradecidos estamos de tanta hospitalidad,

nunca podremos olvidar sus delicias gastronómicas y la tranquilidad que nos dieron por ser unos magníficos anfitriones, desde aquí nuevamente mil gracias por todas sus atenciones,

su bondadoso corazón es lo mejor que tienen y que nunca se nos borrara de la mente. Al salir de aquí y tomar para muchos de nosotros el primer avión, desde ese momento supimos que esta sería una historia en nuestra vida diferente a lo antes vivido por nosotros, llegar a España y ver el recibimiento tan caluroso y lleno de afecto, nos dio alegría y tranquilidad para esperar el nuevo dia,

que traería consigo muchas experiencias para aprender y disfrutar cada momento con los bailarines de otras naciones, de otros continentes, de formas de vivir muy diferentes e impensables, pero hoy a nuestro alcance para llenarnos de su cultura y enseñarles la nuestra, a ellos les dimos serenata y les encanto que solo en películas las habían visto, otros ni las conocían pero como las disfrutaron, los cantos mexicanos los entonaron y los gritaron en una noche mexicana de mexicanos para el mundo.

Bailamos y bailamos siempre dando lo mejor de nosotros, en cada calle, en cada festival, en cada sitio donde nos lo pedían, a veces por grandes avenidas otras por enormes escenarios,en majestuosos teatros, no importaba el lugar y si había como casi siempre multitudes de espectadores que querían conocer los bailes regionales de México, de Michoacán y de los Yurécuarenses del Ballet Folclórico Kutzi ,

todavía recordamos y se nos pone la piel chinita y se hace un nudo en la garganta porque en Portugalete la gente canto en un coro monumental el cielito lindo, las notas de hay hay hay hay canta y no llores todavía están presentes en los oídos de todos los que tuvimos la dicha de estar en ese lugar y a esa hora donde se juntaron como hermanos distintos países con diferentes lenguas y costumbres pero con ese canto se unieron en una sola voz por mas de 10 minutos que parecieron un segundo,

le siguió el canto con el conocido México lindo y querido y así hasta terminar entre aplausos vivas y gritos eufóricos una presentación que nos llevaremos por siempre y que nuestros predecesores la sabrán porque será inolvidable a nuestra mente y corazones.

Y como lo habíamos dicho sembramos un árbol por aquellos lugares, junto con los Turcos, Eslovacos, Rusos, Africanos,

bueno en ese momento con nuestros hermanos danzantes de sangre, con los cuales compartimos nuestras ideas y nuestros sueños, fue un momento de ensueño porque dejamos la tierra llevada desde los campos de Yurécuaro, allí en un árbol que simboliza la armonía de los pueblos unidos por los bailes y las tradiciones de cada país, esperemos que ese árbol de buena sombra a un niño, un anciano, una pareja de enamorados, porque está sembrado con todo nuestro amor por México.

Llegar a francia fue el mejor regalo para nuestro ojos,

los campos elíseos y la torre Ifel llenaron nuestra pupilas, que ciudad tan bella, se respira, se ve, se siente como esta apartada del mundo porque es única e inigualable, en donde su gente es muy respetuosa y conocedora del baile, hospitalaria como nadie, el sabor de su comida único, el fin del viaje se llegaba
con la última visita en Paris la capital del mundo por tanta historia que guarda en su andar por este globo terráqueo, despejar el avión y ver desde el cielo toda Europa fue el aguijón que nos llego al corazón de que ojala un día estas tierras las volvamos a ver.

Hoy nos toco ser los pioneros, mañana otros nos seguirán, hemos dejado el camino preparado culturalmente hablando, para que otros también como nosotros esparzan por el mundo la semilla de nuestras danzas y la cultura de un pueblo.....de aquel que es llamado pueblo de pescadores.
